El primer candado de Egipto

La cerradura y la llave cambiaron la vida de muchas civilizaciones. El invento adjudicado popularmente a Teodoro de Samos, arquitecto, escultor e inventor de la Antigua Grecia existía realmente algo antes en Egipto hace 4000 años más el día de hoy ;-)... La primera prueba de esto fue un candado encontrado en Nínive, Mesopotamia. Los modelos de candados egipcios eran empleados solamente por personas ricas (los pobres no tenían nada a lo que ponerle candado). El mecanismo original es una barra de madera deslizable con varias perforaciones,  que embona en una abertura o perforación de la parte móvil, es decir la puerta. Para completar el mecanismo de cierre, la parte superior de la perforación hecha en la puerta tiene una batería de pernos que se desplazan hacia abajo, en cada uno de los agujeros existentes en la barra de madera deslizable (véase la figura). Es decir, el mecanismo es inverso al que actualmente conocemos, donde la puerta contiene el mecanismo de cierre, mientras la parte fija, corresponde a la oquedad que completa el sistema, es decir, la contrachapa. Las primeras cerraduras aparecen también en el registro arqueológico en Japón, Noruega y en las Islas Føroyar (Faeroes, localizandas entre Noruega, Islandia y las Islas Birtánicas), mientras que reportes etnográficos hablan de su existencia en   regiones de India y Egipto. Pero fueron los griegos realmente quienes perfeccionaron llaves y candados. 

Los romanos idearon candados que podían abrirse con llaves que cargaban como si fueran anillos. Este sistema fue mejorando y ya entrado el siglo I, en algunas islas Griegas se implementó el uso de la llave. La llave (y el probablemente el pasador) estaba hecha de hierro, y era un objeto que presentaba proyecciones que embonaban a la perfección con muescas de la parte móvil (el llamado pasador) para hacer que se desplazara solo a través de esta sobreposición de elementos. En Roma, la cerradura tomo su forma casi definitiva, pues pasador y llave fueron hechos totalmente de metal, lo mas común siguió siendo el hierro para la cerradura, y las llaves hechas de bronce. La mas notable mejoría romana fue la incorporación de proyecciones alrededor del ojo de la cerradura, para que solo la llave elaborada ex profeso pudiera embonar y hacer que el pasador recorriera todo el camino de apertura o cierre.
Con la necesidad de incrementar la seguridad sobre las propiedades y la mejora del sistema de cierre, es probable que la aparición del candado sea una convergencia en Roma y China, lugares donde se han registrado estos dispositivos, a pesar que probablemente no hubo contacto entre estas civilizaciones sino hasta el siglo V. Al parecer la manufactura romana fue lo suficientemente buena como para permanecer un buen tiempo, ya que no existe amplio registro de cambios en la forma de las cerraduras. Fue hasta los siglos XI que, aprovechando las elevadas habilidades de herreros y artesanos, se realizaron notables mejoras, especialmente elaboradas por habitantes de la actual Bavaria (Alemania). Se hace especial énfasis que Nuremberg (una importante ciudad del imperio Romano) fue la cuna del notable refinamiento en partes metálicas internas de la cerradura. A partir del siglo XIV tener una cerradura personalizada o distintiva fue una característica de los Nobles y poderosos: escudos de armas, motivos naturales o míticos que necesitaban armonizar con la arquitectura de sus castillos, o con la rancia raigambre.Ya en la Europa renacentista, lo funcional se modificó hacia lo estético. Es así que hay numerosos ejemplos de cerraduras sumamente estilizadas, con claras influencias góticas en la ornamentación. El forjado, grabado, repujado y refinamiento avanzó hacia las modas locales, así mismo mejoro el sistema de seguridad.





Fuentes consultadas:

Fotos del blog de:



OVIEDO, PRINCIPADO DE ASTURIAS, SPAIN
Empresario, historiador , etnógrafo, inventor y escritor.


Eduardo Cejudo Espinosa
Instituto de Ecología de Xalapa, A.C.
Veracruz, México

http://www.queensnewyork.com/history/locks.htm

LLAVES Y CERRADURAS
Investigación: Conti González Báez



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